En diciembre de 2010, el usuario Leporello redactó una brillante carta por el 235 Aniversario de Jane Austen. Esta epístola tan bella nos gustó tanto a todos en el Salón de Té de Jane Austen, que os reproducimos aquí el amor que siente este lector por nuestra escritora. Esperamos que os guste tanto como a nosotras.
Querida Señorita Austen,
he aquí que en el día de su aniversario, un admirador suyo desde que entraba en la adolescencia se atreve a escribirla usted, sabiendo que quizás nunca será consciente la devoción como escritora que es capaz aún, con el paso del tiempo, de despertar en personas como yo. Así que vayan estas palabras dirigidas a usted, allá donde esté. Permítame disculparme por no hacer uso del puño y letra, cosa que si que hacía usted cuando escribía las palabras que nos han deleitado en tan diferentes momentos y circunstancias, siendo el preferido de su admirador en la cama, por la noche, disfrutando de largas sesiones de lectura hasta que los ojos no pueden más.
Es esta una carta principalmente de agradecimiento, porque si supiera lo que hoy en día puede hacer una afición o devoción común hacia una cosa en concreto, creo que tendríamos que dedicar horas y horas a explicárselo. Hoy en día siguen habiendo clubs de lectura, aunque muchos de ellos ya no son presenciales. Verá usted, existe algo llamado Internet que permite tener a personas de distintas partes del mundo en contacto, a través de un aparato llamado ordenador... Sería normal que todo esto la chocase, puesto que en la época en que usted escribía con tan gran maestría, estas cosas no existían. la suya era una época de cartas, que aunque se siguen usando, es frecuente también el uso del correo electrónico, para el cual necesitamos también este aparato que le he citado anteriormente.... Pues bien, de la misma manera que la información llega con más facilidad, existen algo que se llaman foros, de temas tan variados como variadas son las personas. Normalmente en esos lugares cibernéticos (palabra que supongo que también le costaría entender), se reúne un grupo de gente variopinta, de todas las edades, pero con una afición o algo que las une. En este caso, le hago referencia a este humilde salón desde el cual escribo esta carta, puesto que aquí lo que nos une es el amor por los libros, sí, pero concretamente el nexo de todas esas personas es usted.
Podría describirle nuestra época, los múltiples cambios que hemos vivido desde que usted escribía, pero no es el tipo de cosas que quiero contarle en esta carta, principalmente porque no sabría por dónde empezar... Prefiero centrarme en sus obras, que es de lo que quería hablarle principalmente, o más de sus obras sobre el hecho de porqué me gustan tanto y quizás porqué siguen gustando tanto después de casi dos siglos, lo cual se dice pronto. Seguramente sabrá que la mayoría de su público sigue siendo femenino, aunque hay caballeros que se sienten agusto leyendo sus obras, tildadas en ocasiones como puramente románticas, error de quienes no la conocen tanto como los que sabemos apreciar que si bien el amor juega un papel fundamental en sus obras, es mucho más lo que en ellas se aprecian. Gracias a usted sabemos por ejemplo lo que era vivir en el campo en la época de la regencia. Pocos serán los que hayamos leído sus obras que no hayamos sentido que nos hubiese encantado estar en algún baile de los que tan bien escribe en sus novelas, donde se viven unos momentos dignos de recuerdo. Por ejemplo siempre tendré presente el primer baile que presenciamos en "Orgullo y Prejuicio", donde pro primera vez sentimos la presencia de Darcy, o aquel baile de "Emma" donde su Señor Knightley demostró el gran caballero que es cuando sacó a bailar a Harriet... Son tantos los momentos por los que darle las gracias...
Porque aunque haya gente que pueda pensar que disfraza la misma historia de una manera u otra, muchos otros sabemos que eso no es así. Crea personajes únicos en cada una de sus novelas. Cada heroína suya es diferente, y cada caballero tiene sus cualidades, permitiéndonos descubrir una gran y extensa galería de personajes de los que disfrutar y a los que querer, incluso a los que despreciar, pues debéis admitirme que vuestras novelas tienen también una parte de perversidad que a veces juega una parte primordial en la trama. Nos regala finales felices, que nos hacen cerrar el libro con una sonrisa, aunque en el caso de su "Persuasión" las sensaciones se aglutinan de una manera en la cabeza que nos hacen reflexionar quizás más que con cualquier otra de sus obras. Permita que le diga que esta es mi favorita de todas ellas.
Pero hay todo un camino antes de llegar a ese final, que vale mucho la pena recorrer, que está plagado de intriga, de momentos cotidianos, de sonrisas, de confidencias, de penurias, de lágrimas... A través de sus protagonistas y todo el mundo que las rodea, descubrimos muchas cosas de cómo fue su época, del arte de la conversación de aquél entonces, donde usted hace gala de una gran maestría, donde cada frase esconde quizás una cosa que no es tan evidente en un principio. porque a usted Srta. Austen, a veces hay que leerla entre líneas, precisamente porque no es una autora banal, sino que incita a la estimulación del cerebro, cosa que es de agradecer. Usted fue ante todo una escritora de novela psicológica en mi opinión, sí, porque cada caracter es diferente a propósito, que aunque le gustaba quizás que sus novelas tuvieran algunos puntos en común, no le gustaba repetir personajes, lo cual es de agradecer. Nos ha regalado protagonistas tan diferentes como Fanny Price o Emma Woodhouse, y sin embargo ambas han salido de su misma pluma. Nos ha regalado personajes más temperamentales, como Elizabeth Bennet u otras más comedidas pero igualmente adorables como Elinor Daswhood. Nos ha regalado secundarias tan locuaces como la Señora Bennet o la Srta. Bates y tan regias y estiradas como Lady Catherine de Bourgh.
¡Por no hablar de sus caballeros! Muchas personas han suspirado a través de sus páginas por Mr. Darcy ( y quizás os divirtierais al comprobar la devoción que no sólo por su novela sino por una famosa adaptación de 1995 para otro aparato que usted desconoció y que se llama televisión y más a través del actor que le dio vida) - y por cierto y os aseguro que para eso no ha hecho falta que vieran Pemberley -, Mr. Knightley, el capitán Wenworth o Edward Ferrars. Muchas se habrán reído por la forma de contestar del Señor Bennet a su esposa, para desesperación de los pobres nervios de esta última, muchas se habrán disgustado con Wickham o Willoughby... Y así podríamos seguir, quizás hasta sus siguiente aniversario... Y todas las personas que seguro hoy, mañana, pasado y así a lo largo del tiempo, de una manera u otra se sigan acercando a conocer su obra, quizás porque han visto una adaptación y quieren leer la fuente original de la misma, o por una recomendación, etc. Son muchas las maneras en que una obra en nuestra época pueden llegar a una persona, pero el resultado es el mismo a buen seguro que en vuestra época. Quizás esa persona acabe descubriendo que tras esas letras formando palabras hay una gran historia que a través de la pluma plasmó una persona con mucho talento.
Muchas gracias por sus obras, muchas gracias por haber existido
Le saluda cordialmente,
un admirador.