La semana pasada se estrenó en el servicio de streaming Netflix, la última adaptación «de época» de Jane Austen: «Persuasion» de Carrie Cracknell, precedida de una campaña de marketing defendiendo una adaptación de la novela homónima de Jane Austen que había hecho levantar más de una ceja entre los aficionados a la escritora, tras la salida del primer trailer. Y esta defensa sirvió de poco, porque aunque intentamos ir con la mente abierta y pensar que un trailer puede engañar (como nos pasó con la teatral y simpática Emma de 2020), nos encontramos con un film que era una ampliación de lo expuesto en su adelanto de 2 minutos.
Esta película sólo puede resumirse como una acumulación de los vicios en las adaptaciones de época de los últimos tiempos, en las cuales, se intenta que todo luzca moderno, sarcástico, de moda, y ligero, pero que acaba lanzando un repetitivo y machacón mensaje que huele a naftalina. Porque lo peor de esta Persuasión, que no nos ha persuadido, es que el envoltorio «cultureta» y moderno, sólo esconde una ranciedad de alta escala. Con un guión de la novata Alicia Victoria Winston y el veterano Ron Bass, una se siente como en otra comedia con poca gracia, que ya firmó en los 90 el veterano guionista: La Boda de Mi Mejor Amigo, donde en vez de empatizar con los protagonistas, sólo consigues que te den grima.
Pero os preguntaréis cómo pueden «echarte para atrás» Anne Elliot o el Capitán Wentworth, y la respuesta es sencilla: tanto ellos como los demás son reemplazados por «aliens», que toman su cuerpo como en «La Invasión de los Ultracuerpos», y no se comportan para nada como los personajes de la novela. Y ahí está una de las mayores desgracias de esta adaptación, que siguiendo un patrón dictado, por ejemplo, por las adaptaciones de 2007 y 1999 de Mansfield Park, los creadores de este film consideran que Anne y el resto no son interesantes, y menos para el público actual, y dan a los caracteres una personalidad totalmente diferente. La bondadosa Anne es cambiada por una joven «actual» que se emborracha, es pedante, egoísta y maleducada, mientras que Wentworth queda reducido a un hombre sin personalidad, que sólo está para poner ojitos de cordero, por ejemplo. La extensión de este mal sigue por los demás personajes: una Louisa inteligente y considerada, una Lady Russell que pasa de la educación y el clasismo a la comprensión, un Mr William Elliot al que sólo le falta un bigote para retorcer y mostrar que es el villano.
Aunque el film elimina personajes (la fundamental Mrs Smith) o los minimiza hasta dejarlos como meras sombras (Henrietta, Sir Walter (desaprovechadísimo Richard E. Grant), Benwick…), su peor defecto es tomar un melodrama como es el libro original, y convertirlo en una comedia romántica sin pizca de gracia, y un humor de dudoso gusto (la cola del caballo de Wentworth, la Anne que vocifera borracha, que sorbe el té, que se cae en su propia orina, que no sabe lo que es un peine o que habla de pulpos para romper el hielo, creando un momento que casi hace guiños al hentai, reforzado por el único actor asiático que aparece). Sí, buscando la risa con momentos de zafiedad, y mal gusto, aleja la fina ironía austenita, que también estaba presente en la novela. Tampoco se entienden las motivaciones reales pues Wentworth y Anne se hacen amigos incluso antes del desastre de Lyme (se llevan bien desde el primer minuto, sin sensación apenas del estrangulamiento emocional de ambos, salvo en las lágrimas que derrama Anne y las botellas de vino que bebe), y otros personajes como Mrs Clay y Mr William Elliot tienen una resolución ridícula que incluye una boda que hubiera sido inexplicable en el momento, como sus besuqueos publicos que rompen la forzada atmósfera de la lectura de la carta por parte de Anne y la búsqueda de Wentworth al final. El film, en vez de contarnos las luchas de una mujer que ha perdido al amor de su vida y se avecina a un futuro oscuro, lo único que nos dice es que Anne está desesperada por no quedarse soltera, aunque parece la joven más bella del lugar, y da el rancio mensaje de que las mujeres sólo necesitan casarse (o hacer un tour por Europa), y ver «peleas de gallos» entre sus pretendientes, todo lo contrario a lo que muestra una novela que pide que las «mujeres sean consideradas como seres racionales».
A nivel técnico, la dirección de Cracknell nos parece pobre y hasta vaga. Sólo hay planos y planos sin apenas trasiciones elegantes, y salvo alguna imagen bonita del campo, que apenas ocurre o tampoco sale de forma excepcionalmente bella, y la inserción de títulos que ocupan toda la pantalla, acabamos viendo una película bastante plana en lo técnico, que no mantiene el ritmo e incluso llega a aburrir, independientemente de su trabajo como adaptación. La ruptura de la cuarta pared, que es una copia de Fleabag y nada original en el mundo Austen (Mansfield Park o Emma de Miramax en los 90 ya lo hicieron), resulta bastante cargante, y al final se tiene la sensación de ver a una «youtuber» del tipo más egocéntrico, que apenas cuenta nada y está enamorada de que la cámara la enfoque).
A esto no ayuda la banda sonora de Stuart Earl, con melodías genéricas que apenas se oyen, y cuando se escucha alguna nota, podrías sentir los mismo que con la melodia de espera que puede haber en un ascensor. La canción de Birdy es lo más resaltable, y podría haberse escuchado más en los créditos que formar parte de una escena final.
La misma sensación tenemos con los escenarios…de nuevo, pereza y desaprovechamiento. Y con respecto a la peluquería y vestuario, con la excusa de «modernizar» el estilo, tenemos una gran pobreza al respecto en los protagonistas. Mientras que los secundarios suelen estar más arreglados y más o menos bien vestidos, Anne aparece despeinada, con la melena suelta o el pelo a lo moderno, mientras que Wentworth no sabe lo que es una navaja de afeitar, y por supuesto dudas de que él haya ganado dinero por la calidad de su ropa, o que ella sea la hija de un baronet. No sabemos si era Sir Walter el que debía ahorrar o los productores de esta película.
Con respecto a los actores, Dakota Johnson no es el problema de esta producción. De hecho, lo hace bien, pero no interpreta a Anne Elliot, sino a esta doble alienígena, que no tiene nada que ver con la realidad. Wentworth, con su personalidad abducida, sólo pone cara de pena y tiene graves problemas de dicción (a veces parece Rocky reclamando a Adrianne tras el combate), estando la interpretación de Cosmo Jarvis a años luz de lo que se espera. Los demás actores fluctuan por el film, sólo resaltando Mia McKenna-Bruce (como una excelente Mary, aunque adaptada a esta versión), Richad E. Grant (que apenas aparece), Henry Golding (con lo poco que puede hacer aquí) o Nia Towle (aunque su Louisa tenga otra personalidad). Sobre la polémica del casting diverso «a lo Bridgerton», no somos fans del mismo para películas históricas o de época (salvo que sean escritas en obras hoy en día o teatro), porque sería arriesgado explicar en ese mundo la esclavitud o la riqueza de algunos señores con el comercio triangular; pero aquí los actores, sobretodo, los mencionados antes, salvo Jarvis, trabajan más que correctamente, y lo de menos es el color de su piel. El único elemento que nos sorprendió fue el mencionado anteriormente sobre Golding hablando de «abrazar a un pulpo», lo cual nos pareció hasta racista, y más si querían ser «diversos» con esta elección de actores.
Por si no fuera suficiente con todo lo dicho anteriormente como adaptación, reiteramos que es un desastre, que además incluye momentos zafios, e incluso insultantes para los personajes (esa Lady Russell en busca de ¿latin lovers? por Europa), e inclusión de sensibilidades «modernas» de cierta índole como el Wentworth «deconstruido y aliado» que va salvando ballenas, confiesa a Anne que el mundo es injusto con las mujeres, o pide perdón a Louisa por hablar mal de su amiga, mientras Louisa sólo hace actos de sororidad, especialmente inexplicables como su intento de unir al rico capitán con Anne cuando no debería saber ni que salieron juntos. A esto hay que añadir chistes sobre la Revolución Francesa, Mariantonieta o Robespierre cuando Francia era el enemigo de Inglaterra en una época de guerras napoleónicas, o incluso errores garrafales como tocar y citar «Für Elise» de Beethoven, una composición de 1810 que no vió la luz hasta 1867. ¿Tanto costaba consultar la Wikipedia y no ir poniendo la primera ocurrencia que les salía?
Y es que así es esta película: un despropósito en el que sus responsables decían que iban a acercar la novela al público, especialmente joven, y acaban tomando al mismo por tonto, menospreciando su inteligencia, y modernizando sin ton ni son, y sin gracia alguna. No creemos que dentro de 200 años se recuerde este film, de hecho, dentro de unos meses será una pieza más del catálogo de la plataforma y poco más.
Carmen R.
Ficha de Persuasión en El Sitio de Jane: https://janeausten.org.es/peliculas/persuasion-22/
2 comentarios en «Crítica de Persuasión (2022): el tiempo lo explicará»
Los comentarios están cerrados.
Gracias por la crítica . Soy una gran lectora de Jane Austen . Me enamoré de sus obras con Persuasión. Agradezco que fomenten sus obras hoy en día.
Gracias a tí Adriana por leerla.