Hace ya algunos años, cuando estaba de viaje de negocios por Bélgica, compré esta novela en inglés. Aunque austenita, suelo, sospechar de «secuelas» y «variaciones», pues suelo tener el prejuicio de considerar que los autores que hacen estas cosas, no tienen el genio de Austen y en su mayoría sólo quieren aprovecharse del nombre de la autora. Así pues, siempre encontraba excusas para que el libro siguiera durmiendo el «sueño de los justos» en mi estantería.
Este año pasado, me llevé la sorpresa y alegría de saber que Universo Alternativo sacaba por fin esta novela en castellano. Y además, contaba con el Salón de Té para darla a conocer entre muchos austenitas, con gran cariño y consideración. Llegado este momento, por fin la he leído para nuestro Club de Lectura del Sitio de Jane, que se celebra este 19 de febrero, y debo confesar que debería haberla leído mucho tiempo atrás, pues es una obra a la que se le nota el cariño y tiene la originalidad de ser «la primera secuela» publicada de la obra de Austen. Así, Brinton la publicó en 1913, sabiendo que no llegaría al genio de la escritora que tanto queremos, pero como un homenaje a la autora que «tantas horas de alegría nos proporcionaba», y yo me sentí ya cercana a esta señora que había publicado hace casi un siglo. Considerando esto, intenté alejarme de la obra de Austen y apreciar el libro como una obra de entretenimiento, y me ha proporcionado una gran distracción.
La obra, que se centra principalmente en los personajes de Orgullo y Prejuicio, Mansfield Park y Sentido y Sensibilidad, principalmente, con pequeños ecos y guiños o préstamos de Persuasión, Northanger Abbey y Emma, nos habla de conocidos de Elizabeth Bennet, que es el hilo que los une, y se centra en tres solteros en particular: el Coronel (Robert) Fitzwilliam, Kitty Bennet y Georgiana Darcy, que se irán cruzando con diferentes personajes y siendo el objeto de los deseos de otros personajes o bien, cayendo irremediablemente enamorados de otros personajes que vienen de otras novelas.
Como en la obra de Austen, habrá malentendidos y mucho cotilleo, que hará que el «camino del amor no sea un cauce sinuoso», aunque nunca llega a estar al nivel de los libros a los que homenajea, y se centra más en el «comadreo» que en dotar a las historias de una mayor profunidad. Especialmente reseñable es la poca aparición de algún casado… Hay guiños a la obra de Austen, y también apariciones de personajes bien queridos, o no tantos, sabiendo el destino de algunos de ellos, si es que está la suerte de ser citados.
Al contrario que en secuelas más actuales, que hablan de problemas de pareja, o pasiones más «contemporáneas», se nota que la autora da desde el primero momento el «final feliz» a las parejas originales (o casi), y se centra en los que puede emparejar, preocupada por un juego de coqueteos y cortejos que se hace muy interesante, y dotando de intenso espíritu romántico muy agradecido, especialmente a la mayoría de las parejas que acabarán como protagonistas.
Teniendo esto en cuenta y obviando que la autora tenía sus propios favoritos e ignora a ciertos personajes o les da una sorprendente personalidad a algunos que usa de secundarios (ver spoilers), la lectura de «Viejos Amigos y Nuevos Amores» resulta un pasatiempo distraído, y un ejercicio original de cómo continuaban la historia los austenitas de hace 100 años.
Carmen Romero-Sánchez
Spoilers:
Ha habido varias cosas que me dejaron algo «de piedra»:
- La muerte de Brandon para que los Ferrars se muden a Derbyshire. Es innecesaria y no tiene sentido, especialmente viendo que los Ferrars no hacen mucho en la historia (salvo dar una habitación a Mrs Jennings). Apenas se nombra a Marianne sólo para decir que fue a ayudar a su hermana cuando tiene un hijo. Realmente pensé que la autora era «pro-Willoughby».
- Que los Knightley vivan en Londres. Eso no me lo termino de creer en serio, como si la florecilla de Emma, y más ya casada, se fuera a ir a la ciudad. Mientras al señor Knightley queda bien retratado, parece increíble que Emma siga metiendo la pata como si no hubiera crecido en su propia novela.
- Que aparezcan Sir Walter, la hija y Mr Crawford, para que la trama siga, pero desaparezcan sin más (en otros casos se entiende más).
Luego estaban las cosas buenas como el romance de Georgiana o sobretodo, el de Fitzwilliam, y ver lo romántico que es, o haSpoilers:cer a Mary Crawford madurar (y no pensar en Edmund). Especialmente reseñable es el final con «carrera» incluída, como en una comedia romántica actual.